El desencanto
que priva en la ciudadanía, en todos sus estratos, respecto a la actividad
política y a quienes nos dedicamos a ella, no es una cuestión menor sino que
por el contrario, es algo que debemos tomar muy en cuenta los legisladores (especialmente
los diputados), al momento de hacer nuestro trabajo pues la misma encuentra
razones justificadas y entendibles.
Cuando oteamos
en los porcentajes de participación ciudadana en las elecciones, sean éstas
locales o federales, nos topamos ante una realidad que significa o debiera
significar un llamamiento de atención y una demanda de nuestros mejores
esfuerzos: nunca o casi nunca podemos alcanzar una votación de al menos la
mitad del padrón electoral. Esto aunado al elevado costo de los partidos
políticos así como la falta de democracia interna en algunos de ellos y la
existencia de muchos partidos que representan posiciones realmente irrelevantes
de la sociedad contribuyen al desencanto al que me he referido.
Quizá sean
éstas las mejores muestras de cómo los ciudadanos han perdido el interés poco a
poco en la política, sus representantes y en general en la actividad que tiene
que ver con los asuntos de la cosa pública; podría pensarse también que si no
se toman cartas en el asunto la situación no cambiará y el divorcio entre la
sociedad civil y la política caminará irremediablemente hasta la
descomposición.
¿Qué hacer
ante este panorama? Sin duda desde el legislativo tenemos un compromiso
ineluctable que no aceptará pretextos dilatorios para esconder el día de mañana
nuestra responsabilidad por no hacer lo que debimos.Es necesario acercar la
democracia a la ciudadanía, es indispensable empoderar a la sociedad civil
mediante la correcta utilización de mecanismos de democracia semidirecta o
directa y que son el complemento de la representación política que constituye
uno de los pilares de nuestra forma de gobierno.
La idea no es
formarnos en las filas de los críticos de la representación, pues pensamos que
la crítica es importante, fundamental e indispensable para una democracia, pero
también lo es pasar al nivel propositivo, disentir también forma parte un país
democrático, por eso creemos que el problema no está en la representación sino
en acercar a la sociedad civil a la toma de decisiones, compartir el poder en
el seno de cualquier comunidad, compartir facultades y responsabilidades,
resumiendo: involucrar más a la sociedad, retornar a la concepción clásica de
“democracia” (el poder del pueblo) pero con determinados mecanismos de control
que permitan el sano y correcto funcionamiento de dichas formas de democracia
semidirecta.
En ese
sentido, el pasado 28 de abril de 2011 la Cámara de Diputados recibió la minuta
proveniente del Senado de la república que reforma diversas disposiciones de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en materia de Reforma
Política y en la misma fecha la turnó para efecto de ser dictaminada a las
comisiones de Puntos Constitucionales y de Gobernación siendo la primera en turno
la encargada de elaborarlo y para opinión a la Comisión de Participación
Ciudadana. Es preciso mencionar dos situaciones al respecto: Por una parte, la
minuta recibida del Senado de la República, así como el respectivo Dictamen que
habrá de analizarse, discutirse y en su caso votarse al interior de las
Comisiones legislativas como posteriormente en el Pleno de la Cámara, son el
resultado de años de discusiones, propuestas, ideas, iniciativas y
proposiciones, intentan ser una respuesta a un tema tan enérgicamente demandado
por todos los sectores de la sociedad pero además condensan los acuerdos
políticos posibles. Por otra parte, aunque la minuta que contiene la Reforma
Política se recibió desde el 28 de abril de este año, esto es, tan sólo dos
días antes de que culminara el periodo ordinario de sesiones y ante un periodo
extraordinario frustrado, el trabajo al interior de las comisiones ha sido
incansable a tal punto de analizar a detalle cada una de las propuestas que
contenían la Minuta del Senado.
La Reforma
Política pasa, entre otros, por temas tan importantes y urgentes para la vida del
país como:
La iniciativa
ciudadana actualmente la
facultad de iniciar leyes la tienen sólo tres sujetos, el Presidente, los
legisladores federales y los congresos locales, esto de acuerdo con el artículo
71 de nuestra Carta Magna. Sin embargo este modelo ha demostrado estar rebasado
y es necesario reforzar la representatividad que ostentan estos actores
políticos acompañándola con el mecanismo de la iniciativa ciudadana siendo un
modelo que se ha probado con éxito en numerosos países y que dota al ciudadano
común de una herramienta para incidir en la agenda legislativa de su país así,
pasa de ser simple espectador a actor, personaje central en la generación de
ideas y compromiso para llevarlas a cabo reuniendo los requisitos que exija la
ley. De igual forma habrá temas que deberán estar vedados a la iniciativa
ciudadana pues no es deseable por ejemplo, que llegaran a presentarse
iniciativas que menoscabarán derechos fundamentales.
Candidaturas
independientes: este tema es uno de los que más impacto ha tenido en los medios
masivos de comunicación y constituye una de las principales exigencias de la
sociedad, sin embargo es preciso reflexionar sobre un posible riesgo que pueda
entrañar la candidatura independiente, pues como dije líneas arriba son
precisamente los medios de comunicación, especialmente los electrónicos los que
contribuyen a la personalización de la política introduciendo la lógica del
mercado en la contienda electoral, pues es la lógica por la que se rigen los
medios de comunicación pero es distinta a la de los planes y programas
políticos importando más las caras que las ideas. En este sentido la
candidatura independiente pudiera (dependiendo de la forma en que habrá de
instrumentalizarse) contribuir a este fenómeno de la mercadotécnica política.
La iniciativa
preferente: que otorga la facultad al Ejecutivo de presentar hasta dos
iniciativas por periodo ordinario para que sean dictaminadas dentro del mismo
periodo. Es importante decir que esta iniciativa no busca fortalecer el sistema
presidencialista pues no se está obligando al legislativo a dictaminar
favorablemente estas iniciativas, antes bien organiza la agenda legislativa del
país y la relación entre poderes, no es necesario crear nuevas facultades para
el Ejecutivo sino ajustar los procedimientos legislativos para dictaminar estas
iniciativas con carácter de preferente.
Finalmente
existen otros temas importantes y trascendentales como la reconducción presupuestal,
la ratificación de los comisionados de Órganos Reguladores, la integración de
la Asamblea del Distrito Federal y las observaciones del Ejecutivo al
Presupuesto de Egresos de la Federación. De la discusión que se suscite al
interior de la Comisión y posteriormente en el Pleno deberemos estar atentos
todos pero, sobre todo la sociedad civil pues en este tema más que en otros
habrá de ver afectados para bien sus intereses.
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