viernes, 24 de mayo de 2013


Notas breves sobre la memoria

La solidez y durabilidad de un recuerdo están relacionadas con las circunstancias emocionales en las que se han adquirido.
Joaquim Fuster


Nos han contado que efectivamente, las neuronas van muriendo y las memorias de una cara, una persona o de un momento feliz morirán con ellas para nunca más estar en nuestros recuerdos dijo Ricardo Punset a Joaquim Fuster[1] en una entrevista sobre la memoria.

Una memoria será tan firme, tan sólida y tan duradera como las circunstancias en las que esta se adquirió, generalmente.  Las memorias se forman firmemente con las emociones en el clima emocional, y en el curso de la vida las memorias se ejercitan, repetidamente.  Además –dijo Fuster- debemos comprender que existen muchas clases de memoria.  La semántica que es más bien abstracta, es la del conocimiento.  La memoria episódica de los detalles, de la vida, del nombre y del rostro que se ejercitan a lo largo del tiempo y así subsisten.  Al mismo tiempo, muchas conexiones de debilitan y con ello se pierden memorias y se pierden neuronas y se pierden sinapsis pero van creándose nuevas.  La memoria tiene la capacidad de suprimir y de inhibir a mandato del cerebro de olvidar memorias que no vienen al caso para dejar espacio y vitalidad a las que son importantes.

Para la memoria la red neuronal es la clave, sobre todo, aquellas de la corteza cerebral pues son la base de todo el conocimiento y de toda la memoria.  Las redes de la corteza se forman a lo largo de la vida, con la experiencia, y es cuando las neuronas se conectan.  La conciencia del conocimiento y la conciencia de la memoria se encuentran en esta red. 

Las memorias son distintas porque se han formado de modo distinto, con elementos aleatorios diferentes para todos, aunque se compartan ciertas redes como la cultura, el ambiente que hemos vivido, las leyes del léxico, del lenguaje.  Las memorias están organizadas de modo jerárquico además, en el nivel más bajo está la memoria sensorial, motora, primaria.  Más allá están las zonas asociativas de la corteza, donde la memoria se va haciendo más interconexa, más compleja, más amplia y más difusa.

Muchos siglos antes, en “Los Diálogos de Platón” Sócrates decía que recibir la sensación de algo o el hecho de sentir las cosas no significaba que se comprendían.  Ver las letras por ejemplo no significa poder entender la lectura porque además de la sensación existe la memoria, y en ella radica el poder de lo que se ha aprendido y sentido.  Para Sócrates, no siempre se necesita sentir para saber, porque recordar lo ya sentido es suficiente.

Habiendo leído lo anterior sobre la memoria, y después de leer comentarios y noticias como las de estos últimas semanas en mi tierra, Chiapas.  Pregunto: ¿Podríamos describir a Chiapas a través de la memoria de sus hijos? Si podemos describir al Estado, me intriga saber, ¿Cómo sería nuestra memoria?

Nota: este breve ensayo corresponde al Capítulo II del catálogo de ensayos titulado Del Desarrollo Municipal.


[1] Profesor de Psiquiatría de la Universidad de la California.

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